"Beloved", una mirada
Recuerdo el día que abrí “Beloved”. Era un día nublado, de esos en los que el silencio se siente más denso, como si cada página se adentrara en el tiempo suspendido. En ese primer contacto, Toni Morrison parecía hablar desde un lugar oscuro y vengativo, una profundidad que me tomó de la mano y me condujo a la frontera entre lo real y lo espectral. La voz de Sethe, marcada por cicatrices que van más allá de la piel, se fue asentando en mí. Y, sin saberlo, ese peso también me transformó. Podría usar el lugar común y decirles que “Beloved” no es una historia que se lee, sino que se vive, pero estaría mintiendo: es una historia que se sobrelleva. Es un aliento contenido, una herida que duele solo de acercarse. Cada personaje aparece no solo con su dolor y su lucha, sino con los rastros de quienes vinieron antes, los que fueron arrancados de su tierra y obligados a subsistir en un mundo implacable. Para Sethe, la libertad no es alivio ni cura; es una sombra que se mezcla con sus r